miércoles, 14 de julio de 2010

articulo del portal de la udelar sobre el debate entre los candidatos a Rector

El rector Rodrigo Arocena y el ex decano de la Facultad de Arquitectura, Salvador Schelotto –candidatos al rectorado 2010-2014-, comparecieron este martes en el Paraninfo para responder a siete preguntas formuladas por la Federación de Estudiantes Universitarios del Uruguay (FEUU).

La presentación, denominada “La Universidad de la República en los próximos diez años”, duró más de dos horas y fue seguida por más de 200 estudiantes y otros universitarios. La FEUU reunirá su convención este fin de semana para resolver a cuál de los dos candidatos apoyará en la sesión de la Asamblea General del Claustro convocada para el 4 de agosto.

Si bien ambos candidatos coincidieron en la necesidad de actualizar la Ley Orgánica, Schelotto marcó un matiz al abogar por un proyecto “esencial” que sólo consagre “la capacidad de la Universidad de realizar los cambios que necesita”. También opinó que hay que “quitarle dramatismo” a las postergaciones que el tema ha sufrido en los últimos meses.

Los últimos 5 años de la UdelaR

Arocena enumeró avances en cada una de las nueve líneas para la reforma universitaria definidas en 2007. “Si la Universidad fuera un avión, creo que es objetivo decir que ha venido corriendo más rápido en la pista”, evaluó.

El rector recordó que “en cada una de estas actividades hemos encontrado dificultades y carencias, pero cuando hemos logrado construir acuerdos hemos avanzado. Creo que lo más importante que hemos logrado construir en este período era, es y será, la idea de que la Universidad debe cambiar”.

Reiteró que el hecho de “avanzar más rápido por la pista no alcanza para despegar, para configurar propiamente una reforma universitaria”, y lo atribuyó a la inercia, “nuestro principal adversario”. Según el rector, “en la Universidad la cuestión es sólo entre la inercia y la reforma, porque en la reforma caben todas las sensibilidades universitarias y en cada una de las decisiones importantes de este período hemos construido grandes mayorías o incluso consensos de todo el Consejo Directivo Central”.

Para Schelotto, “este período de cuatro años ha sido muy importante para la Universidad, muy intenso, prolífico en ideas, en voluntades de iniciar o redirigir procesos de cambio en el que todos aprendimos cosas”.

Al mismo tiempo “se manifestaron algunas de las insuficiencias más importantes de la institución”. Si bien admitió que “una manera de verlo es la antinomia entre lo que puede ser una voluntad de cambio o de reforma y la simple inercia”, indicó que “también es necesaria una visión autocrítica de quiénes somos, cómo nos conducimos, cómo nos vinculamos internamente, qué relación tiene cada uno de nosotros con nuestras prácticas en nuestras facultades y servicios, con una visión global, con un proyecto”.

Según el ex decano, la Universidad “tiene una deuda consigo misma: Sobreviven como subculturas internas y fragmentadas con enormes dificultades para trascenderse a sí mismas e insertarse en un relato global, una visión más integrada de la Universidad en el contexto del país”. Evaluó también que las “distintas lecturas de los procesos anteriores, condicionan mucho las decisiones a futuro”.

Schelotto dijo que “el período presenta una paradoja sobre la que es necesario reflexionar: la etapa de gobierno que se inicia en 2005 marca un cambio radical en el escenario nacional (…) con incrementos presupuestales inéditos que sin embargo todavía no han revertido en mejoras sustantivas en la calidad de algunas de las funciones básicas que se cumplen en la Universidad”.

La UdelaR en 2020

La segunda pregunta de la FEUU obligó a un ejercicio de prospectiva. En la hipótesis de que “la Universidad está a la altura del clima espiritual que vive el país”, el rector imaginó un escenario de incremento de la producción de entre 50 y 60 %, un índice de pobreza por debajo del 10%, y la indigencia “prácticamente desapareciendo”. En este marco, “la contribución de la Universidad es jugar el papel de herramienta fundamental para la generalización de la enseñanza avanzada conectada con el trabajo a lo largo de toda la vida. Esa es la clave de la reforma que definimos de común acuerdo en el comienzo de 2007”, recordó.

Arocena también proyectó un Sistema Nacional de Educación Terciaria pública con entre 150 y 180 mil estudiantes terciarios universitarios –de los cuales 30 o 40 mil están radicados en el interior-, y “una fluida colaboración en cada región entre los centros universitarios y las instituciones del sistema”. Hoy se gradúan “unos 4.500 estudiantes por año, y al 2020 podrían ser perfectamente 8 o 9 mil”.

Para Schelotto, una de las metas es alcanzar “una tasa bruta de escolarización del 80, 90, 95% de los jóvenes que tienen entre 18 y 24 años y están en condiciones de cursar este nivel, complementada con la creación de conocimiento original y la implementación de la innovación en la producción de bienes y servicios”.

Ello implica pensar que “quizás la Universidad -inserta en el proyecto nacional-, capte no menos del 80% de esa población estudiantil, lo cual le llevará a duplicar la actual matrícula, y a una inscripción aun más significativa de estudiantes provenientes de familias radicadas en el interior”.

Entre los desafíos del período Schelotto destacó la desvinculación estudiantil, la calidad de la enseñanza de grado, y el mantenimiento de la educación gratuita, “al margen de la tendencia a considerarla un bien comercial”.

La universidad en el Interior

Arocena recordó que en los últimos años “a través de un consenso laboriosamente forjado”, se puso en marcha una nueva estrategia para el interior basada en Centros Universitarios Regionales –“que nueva Ley Orgánica mediante irán teniendo la autonomía que corresponde y diversificando la estructura de la Universidad”-, Programas Regionales de Enseñanza Terciaria –“en los cuales la Universidad colabora cada vez más con otros actores educativos, sociales y gobiernos locales”-, y los Polos de Desarrollo Universitario, “vinculados a las prioridades regionales”.

Schelotto saludó la iniciativa “de fortalecer y consolidar los centros regionales”, y destacó la “articulación de las carreras de tecnólogos con el Consejo de Educación Técnico Profesional”.

Enseñanza en la UdelaR

Arocena evaluó que los tres Ciclos Iniciales Optativos inaugurados son aun insuficientes. “Necesitamos que al terminar el quinquenio haya en todas las áreas tanto en Montevideo como en el interior”.

Entre varias iniciativas destacó la necesidad de diversificar más las modalidades de enseñanza de una misma asignatura, apuntando a “un estudiantado variado donde el 30% trabaja más de 30 horas semanales”, expandir el Programa de Respaldo al Aprendizaje, la utilización de nuevas tecnologías, y el redimensionamiento del grado a partir del posgrado.

Schelotto coincidió con el rector en reconocer “no sólo las inequidades provenientes del origen geográfico o social, sino también que tenemos trayectorias diferentes. Sobre todo la idea de que esta es una universidad de estudiantes-trabajadores que en muchos casos forman familias y tienen proyectos de vida que incluyen estudios universitarios, pero no tienen a la UdelaR como centro exclusivo desde el punto de vista de la dedicación”.

Según el ex decano, la mejora de la calidad de la enseñanza “debería retomar algunos de los caminos que son importantes en la UdelaR como la evaluación institucional y la acreditación de carreras a nivel regional. También la movilidad estudiantil y docente a nivel regional e internacional debe ser “una meta y un objetivo para el período”.

Rol de la investigación

Arocena recordó que la Universidad es principal fuente de investigación del país y relacionadora con todos los actores del Sistema Nacional de Innovación. “Es también la que más puede y debe hacer para que la generación de conocimiento se vincule a las problemáticas sociales más acuciantes”.

El desafío para el país en esta etapa, según Schelotto, “es transformar las prácticas de producción de bienes y servicios que reproducen diseños importados, hacia prácticas innovadoras”.

Colaboración de la Extensión

El rector informó que la Universidad se encuentra en camino de incorporar actividades de Extensión universitaria a todos los planes de estudio. “Este año estamos involucrando en los espacios de formación integral a 600 docentes y a más de 10.000 estudiantes”.

Schelotto reivindicó que la Extensión no sea vista como una cuestión de grupos especializados. “Tiene que ser vista como una manera de relación entre la Universidad y la sociedad donde se encuentran distintos saberes”.

Ley Orgánica: principales cambios, ¿Ahora? ¿Por qué?

Para Arocena, el momento de actualizar la Ley Orgánica “ya llegó y hay que aprovecharlo intensamente”. Salvaguardando los principios de autonomía, cogobierno y compromiso social, “hay que abordar tareas que la Ley de 1958 dejó pendientes como la trasformación académica de nuestra Universidad”.

El rector recordó que el ideal latinoamericano de Universidad “incluye la democracia participativa, el demos expresándose de maneras diversas y cambiantes con las generaciones y las culturas, pero no renunciando a ese vigor educativo que tiene la participación, ni a su potencial de cambio”.

Schelotto también cree que “el momento de cambiarla es ahora”. Reconoció que si bien “tiene enormes virtudes y artículos que difícilmente podrían escribirse mejor”, también presenta “algunas rigideces”.

El ex decano historió que en períodos anteriores la posibilidad de que una propuesta de Ley Orgánica resultara distorsionada en el Parlamento “generó una especie de autocensura o autobloqueo de la Universidad en cuanto a la posibilidad de generar iniciativas de cambio”. Sin embargo, “ese fantasma se ha ido perdiendo” y “estamos más libres para pensar”, pero “el fin de esa excusa nos deja también desnudos frente a la posibilidad de escribir nuestra propuesta”.

Schelotto dijo que los últimos documentos que leyó “muestran el intenso proceso de reflexión que ha habido en estos años y también cómo ese proceso ha logrado decantar algunas ideas que dejan en evidencia lo esencial de la transformación, que es consagrar “la capacidad de la Universidad de realizar los cambios que necesita”.

Elogió la decisión de la FEUU de separar el debate sobre la elección del rector de las definiciones sobre Ley Orgánica, y remató: “Hay que hacer un esfuerzo para pasar del discurso a la acción, pero sin desatender los ámbitos necesarios de consulta, y quitarle dramatismo”.

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